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Artículos

Dwārakā, la ciudad perdida

Viśvakarmā fue el más grande de todos los arquitectos y el principal exponente del Vastu.

Viśvakarmā realizó grandes obras arquitectónicas, y tal vez, una de las mayores fue la construcción de una gran ciudad rodeada de murallas en el medio del océano. Esta obra majestuosa la realizó a pedido de Śrī Kṛṣṇa hace ya 5.000 años.

 

Tenía 155 kilómetros cuadrados, se llamaba Dwārakā, y estaba situada cerca de la costa de Gujarat, en el oeste de la India, en lo que hoy es el mar Arábigo.

Dwārakā, estaba diseñada acorde al Vastu y se dividía en 4 zonas, los brāhmaṇas o sacerdotes estaban en una zona de la ciudad, los vaiśya o comerciantes en otra, y los administradores y artesanos en otra. En el centro de Dwārakā, que en Vastu se llama el Brahmasthān, estaba el palacio real más deslumbrante, reservado para el rey Ugrasena.

 

Las carreteras y calles estaban muy bien planeadas y diseñadas, todo estaba muy limpio y con árboles a ambos lados, con el detalle de que a intervalos regulares había un árbol más grande para dar sombra a los viandantes. Los parques, tenían tanques y lagos con flores de lotos y árboles frutales.

 

Había infinidad de palacios de diferente arquitectura construidos con mármol, pilares de coral, y puertas y marcos de plata. Increíblemente los buzones de las casas y palacios estaban decorados con zafiros y esmeraldas. Dentro, la opulencia de los muebles era grandiosa, con sillas de marfil decoradas con oro y diamantes.

Muchas casas y palacios tenían en sus entradas Kalaśa dorados, que eran potes con agua pura considerados como un signo muy benéfico y favorable.

 

Todas las construcciones fueron diseñadas por el gran Sthapati o arquitecto Vastu, Viśvakarmā, quien desplegó allí todo su talento e ingenio.

 

Toda esta ciudad paradisíaca fue cubierta por el mar, según cuenta la historia védica, cuando Kṛṣṇa dejó este mundo.

 

Actualmente hay una nueva Duarka construida a orillas del océano, y a pocos kilómetros de donde estaría Dwārakā, la ciudad sumergida.

 

Esta Dwārakā costera con unos 30.000 habitantes y una gran cantidad de templos, está considerada como uno de los cuatro centros de peregrinaje más sagrados de toda India.

En la actual ciudad de Dwārakā se destaca el templo de Dwārakādīśa, que tiene más de 2.500 años de antigüedad.  

Concebido acorde al Vastu-śāstra y dedicado a Śrī Kṛṣṇa, su arquitectura es imponente.

Tiene 60 columnas que sostienen el techo de la entrada, y el templo consta de cinco pisos.  

 

Los Purāṇa, mencionan que hay 12 jyotir-liṅga o Śiva de luz que son representaciones del Señor Śiva, y que están manifestados en diferentes partes de India. Uno está en Dwarka, y es conocido como Nageswar Mahādeva. Este es otro de los tantos templos de Dwārakā

En el año 1.980 el profesor Shikaripur Ranganath Rao, un reconocido arqueólogo que trabajaba para el “Departamento de Arqueología de la India”, basándose en la literatura védica Śrīmad-Bhāgavatam, comenzó a trabajar con otro grupo de arqueólogos para descubrir el sitio exacto de la ciudad sumergida de Dwārakā. 

 

Después de 14 años de búsqueda, de mucha investigación, de mucho trabajo, y de varias excavaciones submarinas, finalmente descubrió la ciudad perdida de Dwārakā, y también los restos submarinos de una muralla de piedra de 560 metros de largo.

Según comprobó el mismo profesor Rao, la muralla había sido construida hacía más de 3.500 años. Actualmente, debido a la falta de fondos para continuar con la investigación, la arena del fondo del mar ha vuelto a cubrir la ciudad.

 

Durante mucho tiempo, los materialistas consideraban a Dwārakā como parte de la mitología hindú, ya que nunca antes se había hallado evidencia alguna que probase su existencia, de ahí, la importancia de este gran descubrimiento arqueológico.

 

Ahora, Dwārakā la ciudad construida acorde al Vastu, es toda una realidad de un pasado que fue esplendoroso, y lleno de espiritualidad.

Por Sadhya

Cocina en el Sureste, y algo más...

El asta-cakra es la división de una casa en 8 zonas, cada una corresponde a las 8 direcciones o puntos cardinales. Cada una de estas zonas está regida por una poderosa personalidad, y por un planeta que la influencia.

 

Si aplicamos esta división a nuestra casa, el Vastu nos dice que lo ideal sería que nuestra cocina estuviese en el sector Agni-kona o Sureste. Esta parte de la casa está regida por una poderosa Divinidad llamado Agni.

Agni es el Deva del Fuego, y en todas las ceremonias védicas de India, siempre está presente.

 

Si Agni gobierna esta zona, y queremos mantener la armonía, lo ideal sería tener la cocina en ese sitio, ya que allí se trabaja con el elemento fuego.

El Sureste es una zona altamente energética, por lo que no es recomendable como sala de estar o dormitorio.

 

Aparte de esto, tal como explica la Bhagavad-gītā y otras literaturas védicas, hay tres modalidades de la naturaleza material: Sattva (bondad), Rajas (pasión) y Tamas (ignorancia).

Estas modalidades siempre nos influencian de alguna forma, a veces nos influencia la bondad y queremos disfrutar de alguna interesante lectura, o sentarnos a practicar yoga, a veces nos influencia la pasión y queremos hacer miles de cosas y disfrutar de todo lo que se nos cruza por el camino, y a veces, nos influencia la ignorancia y solo queremos dormir todo el día.

 

Estas tres modalidades también están situadas en diferentes partes de la casa. En el Sureste está asentada la modalidad de la pasión, un requisito importante para poder cocinar, ya que en la cocina hay que moverse aquí y allá, estar muy atento con el fuego, los cuchillos, etc. Sin esa pasión, será difícil cocinar.

 

Cuando la cocina está situada en la zona Sureste de la casa, los dueños podrán disfrutar de prosperidad y buena salud.

 

Si el hombre cocina habrá opulencia. Si la mujer cocina, cualquier rencilla o malos entendidos que haya en la pareja desaparecerán, y tal como se explica en los Vedas, ella estará muy protegida por Agni.

 

El sol de la mañana y del mediodía llega a esta zona de la casa. Los alimentos cocinados en el Sureste serán más sanos.

 

La cocina debe estar bien iluminada y como dato importante, el fuego debe situarse en el sector Sureste de la cocina.

Otro aspecto importante, es cocinar mirando hacia cualquiera de las dos direcciones auspiciosas, el Norte, o el Este.

 

Si la nevera no es muy grande, puede colocarse en el Noroeste, sector de cambio y movimiento, definición que se ajusta perfectamente a lo que guardamos en la nevera, productos que estarán allí por muy poco tiempo.

 

A veces sucede que tomamos una comida muy buena, pero aun así, luego no tenemos energía. Si los alimentos se preparan en una cocina situada en el Sureste, esto no sucederá, ya que con seguridad y por la naturaleza del Sureste, serán alimentos altamente energéticos.

Entusiasmo por cocinar: Templo hindú con cocina en Sureste

A todos nos gusta comer bien, pero si no tenemos ganas de cocinar, algo que le sucede a mucha gente, seguramente será porque la cocina que tenemos no está en el Sureste.

El Sureste es pasión, y allí todo se combina para tener entusiasmo por cocinar, cosa que no sucede en otras partes de la casa.

Si la cocina está bien diseñada con un perfecto balance de los cinco elementos, la mente estará muy concentrada y los alimentos que hagamos serán muy saludables.

El balance de los cinco elementos, tierra, agua, fuego, aire y éter, lo puede indicar un Asesor Vastu, diciéndonos donde se debe poner cada utensilio, armarios, grifos, etc.

De la cocina depende en gran medida la salud de los habitantes de la casa.

También, la buena comunicación entre los habitantes de la casa, se verá incrementada si mantenemos el centro de la cocina, el Brahmasthān, limpio y despejado.

 

Todo debe estar muy limpio y ordenado. La limpieza y el orden son dos factores que afectan directamente a la mente y a nuestros pensamientos. Cuando hay limpieza y orden, las energías positivas nos invaden y el deseo de darle un buen sabor a las preparaciones, y también una excelente presentación, surge espontáneamente, de lo contrario, el agobio del desorden y la suciedad, harán a que presentemos las preparaciones de una forma poco atractiva. Así, la limpieza y el orden en una cocina en el Sureste, contribuirán a la calidad de los alimentos en cuanto a su sabor y presentación.

 

El Vastu, nos dice que nunca habrá prosperidad económica para los dueños de la casa, si la cocina tiene las hornallas sucias, por lo tanto, cuidar muy bien este detalle.

 

Como último, si sois afortunados y tenéis una cocina en el Sureste, aquí va algo más..., con los dos últimos consejos:

Tratad de ser estrictos vegetarianos, no es tan difícil. Y si ya lo sois, entonces ponedle la guinda al pastel, y tal como se hace en todas partes de India, una vez finalizada las preparaciones vegetarianas, espiritualizadlas ofreciéndolas a vuestra Divinidad preferida, ya sea con mantras o con una simple plegaria.

 

Sin duda alguna, estas dos últimas cosas harán que tu cocina atraiga energías superiores que podrás percibir apenas entres allí. De esta forma, la cocina en el Sureste aparte de todos los beneficios que te he explicado, te otorgará lo más importante de esta vida: La espiritualidad.


Por Sadhya

Vastu, y el rey Mahārāja Pṛthu

El Vastu abarca todo lo relativo a casas y templos, y es tan completo, que también nos habla sobre la planificación de pueblos y ciudades.

 

En la antigua cultura védica de India, las ciudades estaban planificadas acorde al Vastu-śāstra (Las escrituras Vastu). Los brāhmaṇa espiritualistas vivían en el Norte de la ciudad, los kṣatriya o administradores en el Este, los vaiśya o comerciantes en el Sur, y los artesanos en el Oeste.

 

Las casas, jardines, fuentes y calles, estaban rigurosamente diseñadas para aprovechar al máximo los beneficios de las diferentes direcciones, el magnetismo terrestre, y en especial los movimientos del sol durante el día.

Las ciudades estaban bien diseñadas sobre el Maṇḍala del Vastu Puruṣa, que era un gráfico con muchas divisiones y cuadrículas, donde estaban situadas las diferentes Divinidades.

En el Sureste del maṇḍala, regido por Agni, la Divinidad del fuego, residían los que trabajaban con fuego, como los herreros, cocineros, etc.

En el Noroeste regido por Vāyu, la Divinidad del viento, residían los que tenían relación con todo lo que significaba movimiento, como por ejemplo, los que trabajaban con palanquines, carruajes, etc.

 

Luego, todas las tiendas según los artículos que vendiesen, tenían una Pada o cuadrícula específica del maṇḍala donde situarse. (Información sobre el maṇḍala, en el Boletín Vastu número 1)

La espiritualidad era muy importante, y los templos siempre estaban en zonas estratégicas de fácil acceso para todos los habitantes de la ciudad.

 

La urbanización de ciudades siempre existió, prueba de ello son las antiguas ciudades de Harapa y Mohenjodharo descubiertas en el Norte de India, en las que sus calles estaban perfectamente diseñadas de Norte a Sur y de Este a Oeste, donde había una avanzada red de desagües, y las casas estaban hechas de ladrillos cocidos con una parte central abierta o patio, llamada el Brahmasthān.

 

Aun así, los historiadores nos han dicho que la India fue invadida por tribus Indo europeas (Aryans) provenientes de Asia Central por el año 1.500 antes de Cristo, conquistando a los Dravidians, y dando lugar más tarde a la cultura hindú.

 

Pero los nuevos descubrimientos y también los Vedas, los textos sagrados de la India, niegan esta teoría y nos hablan de civilizaciones altamente avanzadas que vivieron miles y miles de años atrás. Tales historiadores eran cristianos que creían en la cronología bíblica, y en el gran diluvio que se había producido 2.500 años antes de Cristo. Por esa razón, y también por otras, ellos no aceptaron a la literatura védica como siendo tan antigua, y menos aún, la existencia de civilizaciones con una arquitectura tan avanzada.

 

El Vastu es conocido desde hace miles de años, y grandes sabios como Bhṛgu, Nārada Muni, Śaunaka Ṛṣi y otros, explicaron este gran conocimiento a la humanidad.

En el Bhagavata Purāṇa de 5.000 años de antigüedad, está la historia de Mahārāja Pṛthu donde se describe y explica el comienzo de las urbanizaciones.

“El rey Pṛthu era como un padre para todos los ciudadanos del estado. Todos podían ver que él se ocupaba en procurarles el debido sustento y el empleo adecuado para su subsistencia. Después de nivelar la superficie del globo, señaló una serie de lugares que consideró adecuados como zonas de residencia”

 

“Fue así como el rey Pṛthu fundó muchos tipos de ciudades, poblados y villas, y construyó fortalezas, viviendas para pastores de vacas, establos para los animales, y lugares para los campamentos reales, zonas mineras, pueblos agrícolas y aldeas de montaña”

“Antes del reinado del rey Pṛthu no había ningún tipo de planificación para la construcción de ciudades, pueblos, campos de pastoreo, etc. Todo estaba diseminado, y cada persona construía su residencia según le resultaba más conveniente. Sin embargo, desde la época del rey Pṛthu comenzó a planificarse la construcción de ciudades y pueblos”

Maharaja Prithu y su esposa Arci

Significado del canto 4, capítulo 18, versos 30, 31 y 32 por Śrīla Prabhupāda: "Esta afirmación nos permite entender que la urbanización de ciudades y pueblos no es algo nuevo, sino que viene haciéndose desde la época del rey Pṛthu. En la India hay ciudades muy antiguas cuyo trazado es prueba evidente de la existencia de planes urbanísticos organizados.

Así pues, la urbanización de ciudades y pueblos no es una innovación reciente, sino que ya se practicaba en eras pasadas"

 

En la escritura védica Samarāṅgaṇa Sūtradhāra, se dice que fue el gran arquitecto Viśvakarmā quien a pedido de Mahārāja Pṛthu, diseñó todas las ciudades y pueblos acorde al Vastu.

Viśvakarmā supervisó todos los detalles técnicos y estableció todas las reglas más importantes del Vastu śāstra, y también ayudó al rey Pṛthu en las nuevas construcciones.

Esto también contribuyó enormemente a la misión del rey Pṛthu, para hacer que su reino fuese un lugar saludable, materialmente opulento, y lleno de espiritualidad.

Por Sadhya

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